Corremos el grave peligro, que en este “bendito” país, la diferencia entre los trabajadores cada vez se haga más amplia. Por un lado los que mas o menos tiene asentado su puesto de trabajo, con su mas o menos contratos blindados, en sus mas o menos empresas de los sectores productivos, que mas o menos no corren peligro. Estos cuentan con la defensa de los sindicatos oficialistas, que blinda el estancamiento de sus contratos ante los ataques de la patronal, por otro lado el mayor numero de trabajadores, que sufren en silencio los pactos de los agentes sociales, basados en la creación de empleo, en la liberación de un mercado de trabajo, que sin duda ninguna, sin dudas los tratan, y cada vez mas a menudo como mercancías, incorporándoles y extrayéndoles de “sus mercados” a su antojo, y sin apenas ninguna seguridad ni indemnización, dejándoles en la desesperanza del paro, cuando el sistema necesite de sus crisis de regularización capitalista, en las cuales los obreros perdemos, un poco o un mucho, de seguridad laboral.
Ahora ante esta terrible agresión del sistema, cuando una gran cantidad de trabajadores a cambiado, la precarizad laboral por el desempleo, e inmersos en la individualización de las sociedades occidentales, comienzan en solitario a agruparse en asociaciones de parados, para organizar mínimamente en su lucha, como para, por lo menos, servir de enlace entres esta obreros a los cuales les han arrebatado su dignidad, ante las administraciones que deberían representarlos.
Quizás lo que deberíamos crear son comités de acción obrera, porque esta no es una lucha de los trabajadores sin empleo, es una lucha de los trabajadores en su conjunto, para por lo menos asustar un poco a los sindicatos, y hacerles ver que también nos sabemos organizar sin sus aparatos burocráticos, porque si ellos olvidan a los que deben de representar, y estos les dan la espalda, no tendrá ningún sentido su existencia.
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