15 Abr 2008
Un 12 de Abril de 1931, los ciudadanos y ciudadanas de España, se levantaron con la misión de cumplir un sueño, con la esperanza de derrocar pacíficamente, el despotismo de un monarca , un monarca que en años anteriores había entregado el poder a los poderosos, y que en connivencia con la iglesia católica había entregado la vidas de sus paisanos a dictaduras derechistas, mientras él se aseguraba la placidez de una vida de lujos y excesos, mientras el PUEBLO, si digo bien, el PUEBLO con mayúsculas, sobrevivía en las más absolutas de las miserias, con una población rural que subsistía con la migajas que los grandes terratenientes les ofrecían a cambio de jornadas interminables de duro trabajo campesino, y mientras, los habitantes de las ciudades, se dejaban las vidas en las fabricas ha cambio de salarios irrisorios para poder engrosar así, los patrimonios de las familias de los burgueses y nobles de la época, los cuales negaban el más mínimo derecho, y represaliaban al obrero, incluso con la violencia física , cada vez que se reivindicaba algún tipo de derecho.
Ante este panorama, el pueblo, se desespera ante un futuro desolador, un futuro que solo se quedaba en una palabra, no había nada que poder ofrecer a sus hijos, no había esperanza de mejora, la educación estaba vetada para ellos.
Estas gentes sabían que el futuro, o al menos el futuro con el cual ellos habían soñado, iba a salir muy caro.
Y el primer plazo comenzó ese día, el 12 de Abril del 31, donde no cabían medias tintas, había que levantarse, acudir a las urnas y votar por los partidos que defendían la implantación de una república social de los hombres y de las mujeres, una república social de los trabajadores y trabajadoras, por un futuro, que sin duda iba a estar plagado de trabas, pero un futuro que en definitiva estaría labrador , por primera vez por la voluntad directa de los ciudadanos y ciudadanas, de pleno derecho, de los hombres y mujeres de
El 14 de Abril con la izada de
Y se plasmó en una constitución, en la que España se definía como "una república de trabajadores de toda clase".
Se abría el camino para la instauración de una educación universal, por fin se podría acceder a la educación sin importar tu origen o clase.
También se abría una puerta a la igualdad entre hombres y mujeres con la instauración constitucional del voto femenino.
Se tuvo la valentía de declarar al estado como laico, y separar de una vez la relación entre la iglesia y el estado. Donde se podía elegir directamente a nuestros representantes, y donde nadie tendría un derecho perpetuo adquirido por cuestiones de sangre o dinastía.
Y todo esto mientras se ampliaba o se concedían los derechos y libertades básicas para el ser humano.
77 años después, aquel sueño de nuestros abuelos no ha perdido ni un ápice de vigencia, y donde aquel camino emprendido por nuestros ancestro, continuo siendo una herencia por la cual, nosotros como herederos, tenemos la obligación de continuar.
Y parafraseando, aquel luchador americano, Martín Luther King, yo tengo un sueño, un sueño que nació de mis abuelos, y que yo, en conciencia debo continuar.
La democracia, sea de verdad participativa, donde el derecho de participación social y política sea en libertad, con un alto grado de poder vinculante y decisorio de los ciudadanos.
Donde los pueblos y culturas que componen esta república, vean reflejada su identidad y abandonen los arcaicos ideales de nacionalismo independentistas.
Donde los hombres y mujeres crezcan en igualdad, sin imposiciones o moralismos que marquen su identidad como personas, la igualdad sea real en todo su esplendor, y no como nos marcan los ideales neo conservadores, de que la igualdad es tener los mismos defectos que los hombres.
Donde se avance en el fomento de una economía más social y solidaria, prevalezca el interés general por encima de los intereses privados y los trabajadores y trabajadoras alcanza cuotas superiores de derechos, además de cuotas mas decisorias en la confección de la concertación social.
Donde se consiga un desarrollo que sea respetuoso con la naturaleza, protegiéndola e invierta en energía renovables para dejar de ser energéticamente dependientes.
Donde ser joven no sea un agravio, y el acceso a una vivienda o un trabajo digno se un derecho subjetivo.
En definitiva una república de derechos sociales y libertades públicas.
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